domingo, 29 de enero de 2012

NUEVO PLAN DE ESTUDIOS

MARINA



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GUÍA DE LECTURA - 2º ESO

FERNANDO FERNÁN GÓMEZ - LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO


1) ¿Qué tienen en común el prólogo y epílogo y en qué se oponen?  Luis aparece en ambos, pero ¿en qué ha variado su situación?

2) La bicicleta es el motivo que da título a la obra, esa bicicleta que desea Luisito y que no podrá conseguir .  En el cuadro I conversan padre e hijo sobre ella (pp. 26-30)

  • ¿Para qué la quiere Luis? 
  • ¿Qué razones le da su padre para negársela?

Don Luis accede, finalmente, a comprarle la bicicleta a su hijo, pero, llegado el momento, algo se lo impide (p.55)  ¿De qué importante motivo se trata?

La bicicleta tiene una significación diferente al principio y al final de la pieza, como se deduce de la utilidad que para Luis tiene la bicicleta en los cuadros iniciales y la que podría tener - si la poseyera - tras la guerra (p. 170).

  • ¿Cómo podemos interpretar el símbolo de la bicicleta y el propio título de la obra?  
  • ¿Qué valor simbólico atribuye don Luis al verano en su última frase?

(VICENS VIVES)

viernes, 13 de enero de 2012

ANDREA CAMILLERI

Interesante entrevista con Andrea Camilleri, el escritor italiano, la que hizo Laura Revuelta y publicó ABC el 1/4/2011.

Andrea Camilleri (Porto Empedocle, Sicilia, 1925) tiene ochenta y cinco años y fuma como un carretero. A lo largo de la hora de conversación que mantuvimos, se ventiló cerca de diez cigarros. Por el olor que me llevé puesto, como un traje hecho a medida, al salir de su casa romana, debe ser tabaco negro, negrísimo, al igual que las novelas de su serie sobre el comisario Montalbano, que le han hecho famoso en medio mundo y merecedor, a sus ochenta y cinco años, de un club de fans que para sí quisieran los ídolos adolescentes, y no digamos otros escritores de sesudo fuste literario.



La novela negra o policiaca goza de los parabienes del público, vive un eterno «boom», pero sus grandes protagonistas se retiran, para disgusto de sus miles de seguidores. El sueco Henning Mankell ha jubilado por enfermedad al archifamoso Wallander.

¿A su Montalbano le llegará también la hora de la despedida?

No, no creo que haya un deseo de anunciar un final. Hay más bien cierto cansancio del personaje. Cansancio que él atribuye a la edad, aunque en realidad no es consecuente. Nació en 1950, con lo que hoy tendría 61 años. Si estuviéramos en el siglo XIX sería un hombre muy anciano, pero en nuestra época sigue siendo un hombre inteligente, válido. Está cansado de su trabajo, de la estupidez de los delitos, de la estupidez dominante.

¿Al cabo, una tendencia inevitable hacia el escepticismo, el único y último refugio?

Yo he intentado hacer un personaje que no permanezca inmutable en el tiempo, que madure con los años. Ahora bien, Montalbano padece ciertas particularidades. Por ejemplo, el mal tiempo le pone de mal humor. Es misógino. No le gusta la compañía de los demás. Si él acumula todos estos elementos asociales y le añade el tener que tratar a diario con una materia que esencialmente le repugna, el homicidio, está claro que lo único que puede hacer es defenderse con cierto falso cinismo o con fingida ironía. Pero, luego, se resiente, no permanece indiferente frente al horror, al homicidio, a la falta de piedad.

Hablando de clásicos de las novelas policiacas europeas, ¿se parece Montalbano a otros comisarios e inspectores, pongamos el ejemplo de Maigret?

Sí que es deudor de Maigret, de Simenon. En Italia un detective privado no tendría la libertad de maniobra que tiene un comisario de policía, así que, cuando decidí escribir la primera novela policiaca, pensé enseguida en un comisario, y no en un detective. Los comisarios de policía en Italia son gente muy corriente, buenos burgueses, y enseguida se hace una comparación con Maigret, pero hay que intentar diferenciarlos. Maigret está casado, y Montalbano, no. Maigret es eterno, a su alrededor ocurre de todo: los alemanes conquistan Francia, y luego Francia es liberada. A Maigret nada le importa lo que ocurre en el mundo que tiene a su alrededor, en cambio a mi personaje le interesa el mundo que le rodea. En común tienen el gusto por la buena cocina: a Maigret, la brasserie o lo que le prepara la señora Maigret; digamos que la novia de Montalbano ni siquiera sabe cocinar. Por lo que respecta al método de investigación de Simenon, nada le debe. El método de investigación de Maigret consiste en ponerse de parte del muerto, estudiar el ambiente; el método de Montalbano es mucho más racional.

Montalbano es un comisario que usa los libros y sus lecturas para resolver los casos. Un hombre culto. En el último título editado en España, «El campo del alfarero», recurre a una obra suya, del propio Camilleri, para llegar al final de la trama. ¿Necesitaba hacerse un autohomenaje? ¿No le basta con todo lo que le quiere el público?

[Con ironía] De un autor que se llama Camilleri... Es un autohomenaje, sí. Como muchos lectores me escriben: «Yo nunca había leído un libro, pero empecé a leer a Montalbano y me apasionó. Ahora que he terminado con Montalbano, ¿qué libros leo?». Entonces yo les escribo: «Lean los libros que lee Montalbano, porque da buenos consejos de lectura».

Pienso que sus novelas, más que policiacas, son costumbristas.

Exactamente. Es un intento de pasar de contrabando un cuadro de la sociedad italiana de hoy a través de novelas policiacas. La importancia de la novela policiaca mediterránea es precisamente esta. Los autores de hoy –Lucarelli y yo en Italia, otros en Francia o en España– pretendemos contar la sociedad de hoy atrapando a los lectores con el anzuelo de la novela policiaca.

En una conversación con el fallecido Vázquez Montalbán, de cuyo nombre viene el de Montalbano, señala: «A veces siento que me he convertido en una moda de cretinos». ¿Sigue pensando lo mismo?

No, como si fuesen cretinos, no. No llego a tanto, pero me agrada que una de mis criaturas, una de mis novelas, tenga tanto éxito en todo el mundo, no solo en Italia. Aunque hay veces que no lo entiendo. Por ejemplo, me han llegado ocho contratos coreanos para publicar allí a Montalbano. No obstante, que me perdonen: ¿pero qué le ven los coreanos? Luego está el hecho de que los fans de Montalbano son también sus más severos críticos. Un lector ha llegado a escribirme: «Tú no puedes prestar tus ideas políticas a Montalbano, porque Montalbano ya no te pertenece. Ahora Montalbano es nuestro».

Pasemos página. ¿Sigue escribiendo todos los días?

Sí, estoy escribiendo otro libro. Escribo todos los días. Me levanto a las seis de la mañana y trabajo durante cuatro horas maravillosas, antes de que empiecen las llamadas. Soy un empleado de la escritura.


Personalmente, espero que tengamos Montalbano para mucho tiempo.  ¿Qué os parece a vosotros?  ¿Quién es vuestro detective literario favorito?